José Guadalupe Posada es el gran ilustrador de lo mexicano. Sus dibujos, mientras vivió, no tuvieron
espacio en ningún museo, aunque nunca fue su objetivo; tuvieron un fin mejor: volar por
los aires mexicanos, mirarse en las calles, las iglesias, las mesas para el juego, en cartas de amor,
cancioneros, periódicos, anuncios En cada casa, modesta o lujosa, había uno de sus trabajos.
Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero y sin embargo, trascendió de tal manera
que hoy está más viva que nunca. Impresa en blanco y negro o en tonos multicolores que
ilustraron todo lo que los ojos podían mirar. En hojas de papel volando, retrató la tragicomedia
mexicana, atrapó el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la sorna, la carcajada,
el miedo, el regocijo, el pecado, la magnificencia, la fe, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la
muerte, el blanco, lo negro, lo mexicano.
La obra de Posada pertenece a un artista que nunca se pensó como tal. Sus calaveras forman
parte de la iconografía nacional, su Catrina es la obra mexicana más conocida en el mundo, pero
Posada es más que las calaveras, su temática es vasta. Su impacto estético fue tal, que la plástica
contemporánea no se entiende sin sus líneas que, sin duda, trazaron el arte mexicano. Diego
Rivera escribió: Tan grande como Goya, fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo
imitará, ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia
|