Va a descubrir el lector siete ensayos sobre las letras hispánicas e hispanoamericanas: Cervantes,
Tirso de Molina, poetas de nuestro tiempo –Guillermo Carnero, Jaime Siles, Luis
Antonio de Villena– españoles fuera de España, la novela del boom , Alejo Carpentier y
Ernesto Sábato.
Llevados por una Dulcinea inventada, entre campesina y dama idealizada como emblema
de la poesía, desfilan, como para homenajearla, otros seres reales o de papel: primero, el dechado
de todos los don juanes venideros; después poetas que son nuestros coetáneos, españoles
allende las fronteras de su país, peregrinos fuera de su patria. Surgen otros personajes que cruzan
el Atlántico, entre Hispanoamérica y la que sigue siendo la madre patria, proponiendo otra
idea de la Hispanidad, y por fin, cerrando el séquito, la figura de Orfeo como mito personal
para un novelista que, desde el más allá, sigue conmoviéndonos. Aquí están los que pueden
ser considerados como musas en libertad protagonizando varias dimensiones de la literatura
en lengua española, entre poesía y prosa, entre ficción y mito. Tal vez estas páginas hayan sido
escritas, a veces, como para sorprender –citando a Ortega y Gasset– el vagido inicial de un
estilo que germina, el vago sonreír primero de una nueva musa niña.
A lo largo de estos ensayos, el lector descubre lo que puede llamarse la misión poética –la
de crear o recrear mitos, contar historias, en prosa o en verso, captar parte de la aventura humana,
entre amor y muerte, y revisitar espacios de nuestro mundo transformándolos en lugares
para la memoria y el ensueño.
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