Yolao era el nombre de un muchacho amante de Heracles o Hércules, su escudero y ayudante en sus hazañas, diestro conductor
de carros, héroe guerrero, jefe de una banda de jóvenes. Bajo este nombre, Carpenter realiza una antología de literatura no propiamente de la amistad, sino del amor entre hombres, probablemente la primera antología universal de literatura homófila,
homoerótica u homosexual de todos los tiempos, desde la historia bíblica de David y Jonatán hasta los poemas de Whitman,
pasando por Platón, Virgilio, Montaigne, Miguel Ángel, Shakespeare, Lord Byron, Melville y muchos otros.
Edward Carpenter (1844-1929) fue ensayista, filósofo y activista político. Nacido en Surrey, Inglaterra, sus ideas estuvieron influidas por el socialismo anarquista. Fue uno de los primeros activistas en favor de los derechos homosexuales. Retirado en su casa en medio de la naturaleza, realizó también campañas contra la contaminación ambiental, la vivisección de animales y en favor del vegetarianismo y el nudismo.Tuvo una larga y feliz relación con Charles Merril, que a E. M. Forster le sugirió su novela Maurice. Fue autor de libros tales como Días con Walt Whitman (1906), El sexo intermedio (1908), ambas traducidas al castellano, y Yolao. Una antología de la amistad (1908).
En su forma original, que casi conserva hoy, Maurice data de 1913. Fue el resultado directo de una visita a Edward Carpenter en
Milthorpe [...]. Carpenter era un rebelde muy de su época. Era emotivo y un poco sacramental, pues había comenzado su
vida como clérigo. Era un socialista que ignoraba el industrialismo, un partidario de la vida sencilla, con unos ingresos
independientes, un poeta whitmaniano de más nobleza que vigor y, finalmente, un creyente en el amor de los camaradas, a los
que a veces llamaba uranianos. Fue este último aspecto de él el que me atrajo en mi soledad [...]. Debió ser en mi segunda o
tercera visita al santuario cuando ardió la chispa, y él y su camarada George Merrill se las arreglaron para producirme una profunda
impresión y para despertar en mí una fibra creadora [...]. Volví entonces a Harrogate e inmediatamente comencé a escribir
Maurice (E. M. Forster)
|